viernes, 29 de abril de 2016

LA ESPAÑA PARALELA

Es viernes y luce el sol, y no tengo motivo alguno para amargar el caramelo edulcorado de Venus, ese que al tomarlo ofrece miles de posibilidades y presenta como factibles imposibles tirabuzones existenciales o incluso resuelve -tan solo con pensar- entuertos que seguirán tal cual dentro de dos días. Y sin embargo, aquí he venido hoy para contaros este cuento para no soñar (o sí): 

Foto: Namor Oman (Instagram: Namor_Oman) 
Hace unas pocas mañanas me invadió la amargura al ver un resumen televisivo de noticias nacionales frescas: 

Anunciaba una joven promesa política nacional, en pose afectadísima, su fracaso, y el de sus colegas de otros partidos, en el supuesto intento de formar gobierno -obviamente ese fracaso confeso no lleva a nadie de vuelta a su casa-; en el siguiente corte nos informaban de que seis de los diecisiete gobiernos autónomicos se rebelarían contra una ley nacional y no aplicarían una de sus medidas en sus respectivos feudos; acto seguido atendí perplejo al la esperpéntica imagen de un parlamento foral en el que cuatro diputados sacaban en plena intervención de una adversaria un cartel con la palabra tortura tachada mientras ésta pedía sin éxito medidas a la presidencia de una sala que terminaría abandonando; para compeltar el lote en a continuación otro hablaba de presos políticos y de guerra ante un foro europeo estupefacto y entumecido. Bonito panorama. 

Más allá del evidente progreso conseguido tras varias décadas de democracia, persiste anclada al vientre patrio la rémora del atraso y el abuso, de la desigualdad y la mediocridad. Este país está igual que antes de la crisis pero ya sin el champán, no hemos aprovechado para bien esa idea resumida en la recurrente sentencia “toda crisis representa una oportunidad”. La verdad es que se presentó la oportunidad de seguir siendo disfuncionales y en conjunto optamos por ella. Trataron de capear el temporal no ya acometiendo reformas profundas sino profundos recortes que nos harían más desiguales y más mediocres aún. Y aquí estamos, cargaditos de deuda y sin turrón, vulnerables como nunca a despeñarnos por el terraplén de las miserias. 

Yo no sé vosotros, pero yo quiero una España brillante y próspera, decente, digna, que nos permita a todos y cada uno, en libertad e igualdad, desarrollarnos y ser lo que deseemos ser; una España paralela a ésta, pero paralela de verdad, para que solo en el infinito pueda confluir con ésta realidad tantas veces cutre, injusta y esperpéntica. Es una pena que la crisis no empezara un viernes. 

martes, 12 de abril de 2016

TRAMPAS al SOLITARIO y HOGUERAS en PANAMUNDO


Hace nada saltó a la primera de todos los medios el "escándalo" revelado por un consorcio periodístico internacional bautizado periodísticamente como Papeles de Panamá: Un afer que ha hecho ya caer a un primer ministro europeo y que ha puesto la lupa entre el implacable sol de la moral hipócrita y esos semejantes que pensaron que podrían sacar más partido que todos los demás haciendo piruetas en la oscuridad. Y la lente magnífica con que miramos prenderá hogueras y quemará a todo aquel que no pueda zafarse. Y se quemará sin clemencia, con escarnio público. Mas con la hoguera terminará todo. Porque quienes podrían hacer que todo cambie para ser más justo carecen de vocación de cambio y comprenden el privilegio tramposo ofrecido a los que pueden costeárselo. Y porque, además, a la mayoría de nosotros, los que regalamos mayorías, en el fondo tampoco nos importa demasiado ni pensamos, craso error, que nos afecte directamente.

El enfoque será siempre el tendente a la lapidación. Pero nadie está destacando que la firma Mosseck-Fonseca (la fuente de toda esta agua putrefacta que nos cala) es la quinta sociedad (es lo que oí) en volumen mundial de creación del tipo de sociedades-entramados-marañas que tanto nos están escandalizando y tanta tinta y tecla están haciendo gastar. ¿Qué no habrá en las cuatro primeras firmas o incluso en la sexta y siguientes? ¿A alquien le importa?

Vivimos en una sociedad que acepta hacerse trampas al solitario a la vez que, como experta en kabuki que es, pretende escandalizarse cuando las descubre, poniendo cara de sorpresa cual histrión, como si en algo le fuera ajena a su conocimiento y responsabilidad, pero consciente en el fondo de que no lo es y de que, en realidad, le importa un bledo. A nadie le interesa que entre la luz en ese cercano paraíso de sombras que es Panamundo.
Foto: Namor Omán (Instagram: Namor_Oman)